Protestas masivas en Serbia

Las recientes protestas en Serbia, desarrolladas desde el 3 de noviembre del 2024 hasta hoy en día, han puesto en evidencia las restricciones a la libertad de expresión en el país balcánico, esto, en un contexto en el cual el gobierno del presidente Aleksandar Vučić se encuentra en un proceso de desgaste y debilitamiento institucional ante la población civil. 

En los últimos días, miles de ciudadanos se han manifestado en Belgrado y otras ciudades del país impulsados por el malestar frente al gobierno de Vučić, presidente desde 2017, pero que ha ostentado el poder desde 2014. El gobierno serbio no ha respondido de forma efectiva ante el derrumbamiento en una estación de tren que ocasionó la muerte de 15 personas. Esto se suma a un importante descontento frente a las políticas y agendas gubernamentales de la última década. 

La respuesta del gobierno ante las protestas ha sido la difusión de desinformación y el endurecimiento de la represión policial contra los manifestantes. El presidente Vučić, quien fuera Ministro de Información durante el gobierno de Slobodan Milošević, ha aplicado durante su gobierno y el de Milošević estrictas medidas de censura y propaganda mediante los cuales se controla a los medios de comunicación así como se hostiga a periodistas y opositores

En el contexto actual, las protestas han sido objeto de una intensa cobertura por parte de agencias internacionales, medios independientes y la propia ciudadanía. Sin embargo, han sido blanco de una campaña de desinformación por parte del gobierno y sus medios aliados. Ejemplo de lo anterior es la diferencia en la información en cuanto a la participación en una de las últimas manifestaciones en Belgrado en las que, según el gobierno, participaron alrededor de 100.000 personas pero agencias independientes sitúan la cifra en más de 300.000 manifestantes. 

La televisión estatal ha minimizado el tamaño de las manifestaciones y ha promovido una narrativa en la que los manifestantes son presentados como “agentes desestabilizadores”. Además, en redes sociales se han registrado denuncias del presunto uso de armas sónicas para dispersar a los manifestantes. 

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y Reporteros Sin Fronteras han alertado recientemente sobre el deterioro de la libertad de prensa en Serbia. La represión de las protestas y las restricciones a la información confirman una tendencia preocupante en la que el ejecutivo de Vučić busca consolidar su poder limitando el disenso y el acceso a información independiente.

Las movilizaciones continúan en las calles de Serbia, mientras organizaciones de derechos humanos denuncian arrestos arbitrarios y agresiones contra periodistas. La crisis política sigue escalando, dejando en entredicho el compromiso del gobierno con los principios democráticos y la libertad de expresión.

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